El camino a
L A B E L L E Z A
Superada ya la etapa infantil, el nuevo medio disfrutaba su primera época dorada, la del cine mudo. Eran tiempos de experimentación y creación de las teorías sobre la narrativa cinematográfica. El impacto del nuevo estilo narrativo, obtenido mediante el montaje de las diversas escenas y capaz de alterar los parámetros de tiempo, espacio y punto de vista, se hizo sentir de muy diversas maneras y cambió la forma de trabajar de muchos autores y artistas. Aparte de ser el director técnicamente más adelantado de su época, D.W. Griffith filmó películas de corte populista que se convertirían e los primeros grandes éxitos de taquilla. Recreó antiguas civilizaciones en Intolerancia, fotografiada en platos inmensos con una infinidad de figurantes.
Al iniciarse el año 1912, cinco millones de estadounidenses asistían todos los días a sesiones cinematográficas. Charlie Chaplin hacía películas interpretando al "hombrecito" tragicómico que se estaba convirtiendo en un símbolo de la época; y Mack Sennet dirigía algunos de los mejores films cómicos del momento con sus características batallas de pasteles en las que participaban actores de carácter como Fatty Arbuckle, Ben Turpin y Chester Conklin sin olvidar la disparatada y divertida troupe de los Keyston Kops.
En Europa el alemán Ernst Lubitsch dirigía comedias y dramas históricos con Pola Negri, y el sueco Victor Sjöström creaba obras tan sutiles como El proscrito y Su Esposa, antes de mudarse a Hollywood.
El cine se convertía en un género artístico reconocido, porque su popularidad le permitía llegar a mucha más gente que las restantes opciones artísticas o literarias. Además por tratarse de una combinación de varias disciplinas, pasó a ejercer una influencia destacable sobre aquellas formas artísticas; formas que, después de los horripilantes hechos de la década, raramente pudieron seguir expresándose como lo habían hecho hasta entonces.
La influencia del cine y de la guerra es evidente en la pintura y literatura producidas después del conflicto. La fragmentación y la experimentación de las artes figurativas, así como en la poesía, revelan una especie de "revisión" y de cambio formal que nos trae a la mente las técnicas cinematográficas.
Hasta la I Guerra Mundial, la revista Vogue sólo se había publicado en E.U.A; pero, al estallar el conflicto europeo y como quiera que la edición estadounidense tardaba demasiado en cruzar el Atlántico, se pensó que a los británicos les convendría disponer de su propia edición. Los grandes fotógrafos contratados por Vogue figuraban entre los mejores del momento. Hoppe, Hugh Cecil y Bertram Park publicaban reportajes en Vogue y en otra revistas, además de atender sus clientelas particulares.
Una costumbre efímera, adoptada durante la guerra por ciertas damas de la alta sociedad, fue la de hacerse fotografiar vestidas de monja o incluso de Virgen María, casi como si hubiera que preservar una feminidad "pura" a cualquier precio. Aquellos recuadros bastante cursis suscitaron gran interés entre el público lector de revistas . También los pintores de la alta sociedad se dedicaron a idealizar la imagen femenina, representando a las "angélicas" obreras y enfermeras de guerra como si fueran seres virginales de otra galaxia.
C I N E
Y
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
1910





