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SILUETA
Y
L E N C E R Í A

1910

En esta época llegaron las prendas de aspecto moderno y deportivo. Los suéteres se combinaban con faldas sencillas, en tanto que la ropa de noche quedaba definida por la líneas de prototipo de vestido camisero para los años veinte. El mundo de la danza ejerció una profunda influencia en la configuración de las modas del decenio, primero con el abandono del corsé por parte de Isadora Duncan, y después con la preferencia manifestada por los diseñadores por las formas orientales y por las líneas Imperio de Poiret y Lanvin, tendencia iniciada a raíz de la famosa visita del ballet ruso a París.

El razonamiento tuvo sus efectos benéficos en la configuración general de las cosas, por cuanto las mujeres perdieron algunos kilos junto con los corsés, y la silueta de la época ganó en cuanto a la frescura juvenil. Ahora los corsés se concentraban en conseguir un efecto de sujeción, puesto que su elasticidad era escasa o nula.
Cuando apenas se habían liberado del corsé, las mujeres tuvieron que acostumbrarse a las aperturas de la nueva falda estrecha. De hechura muy angosta entre las rodillas y los tobillos, tan solo permitía avanzar a pasitos y no duró mucho tiempo porque, durante la guerra, las mujeres se habían acostumbrado a un tipo de ropa muy práctica que les concedía gran libertad de movimientos. En términos generales, la ropa interior siguió optando por la esbeltez y no necesitaba cordones, pero su diseño dejaba bastante que desear.

Los nuevos tipos de enaguas eran más livianos y utilizaban menos encaje para facilitar la esbeltez de las caderas, como exigía la moda del momento.

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