En los anuncios aparecían mujeres con pelo blanco y suelto que conducían caballos blancos por bosques, o parejas disfrutado de meriendas campestres en pleno verano.

 

Estas personas usaban atuendos de la Belle Époque, del cambio del siglo , un período en que todo había sido más sencillo , más optimista, y en que nada había tenido tanta importancia como la belleza femenina. Los productos regresaban a “la naturaleza” y todo parecía contener limones, aguacates y manzanas verdes. La nostalgia venía a ser como una fantasía común que permitía revivir las épocas de máximo atractivo, aunque con las ventajas derivadas de los aparatos que ahorraban trabajo, del progreso social  y de los avances tecnológicos.

 

Muchas de las firmas de cosméticos mas antiguas, como Yardley, Houbigant y Goya, aprovecharon el interés por los viejos tiempos, recurriendo con frecuencia a reproducciones del envase original y de obras de artistas como Mucha y Klimt.

 

Las imágenes características de está época abundan en elementos de este tipo.

 

 Nostalgia abundada en el cine. Dos hombres y un destino tuvo una influencia muy notable ofrecía una visión del pasado.  La guerra de las galaxias con un fondo antiigualitario.  En los filmes de James bond  se luchaba con hombres y mujeres y establecía la incorrecta política sexual que tanto abundaría en las películas de la década. La película que encantó al público durante el docenio fue Love story, en cuanto a política de complicaciones sexuales parecía estar The Stepford Wives.

 

Los parámetros del buen gusto volvierón en los setenta con obras como El último tango en París y Deliverance , esta última sacudiendo los cimientos del género oeste.

 

La moda a asisitr a centros de baile para  ejercitarse brevemente con profesionales de la revista nació , en cierta parte  por el éxito de las películas como Fiebre del sábado noche, Grease  y Fama, con su argumento inspirado en los años cincuenta, agravó los problemas de las mujeres que querían estár guapas con sus pantalones de Lycra y sus zapatos tipo babucha.

 

La televisión trajo clásicos como Los ángeles de Charlie y Wonderwoman. Resultaban perfectos para los setenta, con sus trajes oscuros de mil rayas y sus influyentes peinados.

 

Las imágenes fotográficas también mostraban oposición de conceptos dentro de un ambiente muy creativo, libre de muchas de las imposiciones comerciales observables en los años noventa.