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C O S M É T I C O S

1980

Con la supremacía de la cultura empresarial, el maquillaje perdió parte de su crácter provocador para hacerse más mate, con un empleo e intenso aunque sobrio del color. Se prefería una piel  de aspecto natural, a menudo un poco bronceada, o incluso pecosa, con intensa definición de ojos y boca.

Las cejas eran espesas, por influencia de Brooke Shields; el lápiz de labios, rojo fuerte o rosa fosforito, y los lápices de ojos ya solo se utilizaba la princesa de Gales.

El enfoque personalizado de la base de maquillaje era un nuevo y magnifico argumento para impulsar las ventas. La idea de una base creada para hacer juego con el color de piel de la usuaria era tan buena, que parecía inreible.

Los viejos bronceados estropeaban mucho la epidermis. Pero la imagen del maquillaje neutral adquirió una importancia suprema. Un acabado suave y sin maquillaje visible era el rasgo de belleza preferido. Las bases con  silicona perdieron cuerpo, mientras los polvos cada día eran más translucidos y mas significativos para toda mujer verdaderamente interesada  a conseguir el premio de la belleza.

Tras el éxito de jabón y agua, defendido por clinique, lo nuevo era “limpiar, tonificar, e hidratar.”

 

En los años de los ochenta se concedió mucha importancia a los liposomas para el cuidado de la epidermis. La promesa más repetida era la posibilidad de limitar el envejecimiento de la piel. 

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