El camino a
L A B E L L E Z A
C O S M É T I C O S
1930




Los cosméticos ganaron mucho en refinamiento y en difusión. Las mujeres de todo el mundo devoraban las ideas llegadas de Hollywood y, de acuerdo con sus posibilidades, imitaban el estilo seductor de las estrellas.
Un buen maquillaje no sólo era aceptable, sino absolutamente de rigor hasta el punto de que comenzaron a aparecer productos y estilos que se consideraban “obligatorios”. Germaine Monteil y Revlon eran dos nombres nuevos en el mundo de la belleza. Monteil se hizo famosa porque difundió el concepto del maquillaje entre las estadounidenses de clase media, y también por haber preparado el camino para las féminas de hoy, tanto como consumidoras de cosméticos como en su faceta de modelo para mujeres profesionales.
Los fabricantes de todos los tamaños luchaban por conquistar los primeros lugares, en tanto que aparecían literalmente centenares de nuevos productos de todos los precios, dedicándose gran atención a la calidad de los envases.
El maquillaje de los años treinta se presentaba en unos colores escandalosos. Los colores solían ser estridentes y experimentales, muy parecidos a las versiones actuales de los que se llevaban en nuestros años setenta. Además, durante gran parte del decenio fue Berlín la capital europea de la moda, muy influyente en colorido y modelos.